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¿Es normal que un niño
esté frecuentemente de

mal humor?

¿Es normal que un niño esté frecuentemente de mal humor?

• 22 Agosto 2022

La formación del carácter y el estado general de ánimo de los pequeños depende de muchos factores, al ser personas en desarrollo es importante que de manera general muestren un estado de relajación pues es el estado óptimo para experimentar, descubrir el mundo, socializar y para aprender.

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Niña enojada escondiendo su cara con la mano

Es deseable que los pequeños atraviesen momentos en los que expresen signos de enojo, frustración, tristeza, incertidumbre, alegría, rechazo, asombro, afecto, entre otras muchas emociones, pues de esta manera cuentan con las experiencias que les permitan formar las representaciones mentales de cada uno de estos estados y construir las relaciones causales entre los estímulos que reciben y las emociones que experimentan. Este es uno de los primeros requisitos para que los pequeños logren regular su reacción ante las situaciones que se les presentan.

Si un pequeño o una pequeña está recurrentemente molesta, se irrita fácilmente o generalmente le vemos de mal humor, debemos estar atentos, pues esto no es normal y el origen de esta conducta puede ser un factor que afecte su desarrollo. Es decir, cuando esta situación es generalizada, es importante determinar la causa, para así brindar la atención pertinente y eliminar las barreras que pudieran limitar las experiencias que se permita vivir.

Como siempre hemos afirmado, tratándose de dificultades en el desarrollo, no existen recetas únicas ni fórmulas mágicas para dar solución. Cada pequeño debe ser entendido desde su perfil individual y se le debe diseñar una intervención oportuna.

Una posible causa, y en ocasiones la primera la que se le atribuye, es que la razón de la conducta repetida sea una dificultad provocada por las prácticas de crianza y el contexto sociocultural en el que se encuentren los pequeños. Cuando en el contexto familiar se limita la experiencia de resolver situaciones cotidianas a los pequeños, se les priva de la posibilidad de construir los sistemas que les permitan concebirse como sujetos capaces, poseedores de recursos para afrontar retos, provocando que se utilice de forma recurrente mecanismos para evitar las actividades. Si la exposición de los pequeños a este tipo de contextos ha sido sistemática y se ha sostenido por un periodo prolongado, es importante acompañarlos para que logren el nivel de madurez acorde a su edad.

Otro factor asociado con el surgimiento de este comportamiento es la inmadurez o retraso en las capacidades funcionales del desarrollo emocional. Estas capacidades sustentan nuestro desarrollo tanto intelectual como emocional y social. Son los elementos que nos permiten comprender el mundo y orientar nuestras acciones para mantenernos regulados, vincularnos, comunicarnos, solucionar problemas y atribuir sentido a las experiencias que vivimos. Si por alguna razón los pequeños no han madurado estas capacidades al ritmo típico que lo hace el común de los niños, tendrán dificultades para realizar las acciones mencionadas acuerdo a lo esperado para su edad y será más sencillo para ellos utilizar recursos primarios como el enojo, el llanto e incluso acciones agresivas para afrontar las dificultades que se les presenten.

Las dificultades en el desarrollo de las capacidades de procesamiento somatosensorial son un factor más que puede influir en que un pequeño muestre un estado generalizado de molestia y mal humor. Un pequeño que presenta un perfil de hiper reactividad ante estímulos táctiles. Por ejemplo:

Se sentirá incómodo ante ciertas prendas, ante algunas posturas o ante algunos muebles, incluso ante el contacto físico de sus padres y si la exposición a estos estímulos incómodos es continua, los pequeños mostrarán un malestar general e intentarán alejarse de estas situaciones.

Los estímulos auditivos, visuales, gustativos, olfativos, vestibulares y propioceptivos también pueden ser identificados como elementos agresivos para la persona cuando existe algún desorden de procesamiento sensorial.

Estos factores constituyen algunas de las causas de un malestar generalizado en los pequeños; sin embargo, la descripción no es exhaustiva ni es determinante, por lo que, como mencionamos anteriormente, cada pequeño debe ser entendido desde su perfil individual y diseñar la intervención que sea oportuna.

En @centrotakumi contamos con especialistas en las áreas de Habla, Lenguaje, Neuropsicología, Integración Sensorial, Desarrollo Emocional Funcional y Practicas de Crianza, y contamos con certificaciones otorgadas por el International Council for Development and Learning, por The International Institute for the Enhancement of Learning Potential y por The Collaborative for Leadership in Ayres Sensory Integration, quienes podrán ayudarle a la adecuada identificación del área prioritaria de atención para resolver estas dificultades.

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